domingo, 16 de octubre de 2011

Feliz día de la ídola

Ida y vuelta hacia mi madre muerta

Si es cierto mamá que estás tras los cristales 
que florecen tus gestos por las altas glicinas 
que susurra tu voz hablando en algún lado 
que me miran tus ojos, varados como un barco 
a estribor de la vida.

Si es cierto que estás yo quisiera llegarte:
trepando por el brillo de una estrella
o volando a gaviota de un suspiro
o montando a babucha de un enano con botas
o subido en las hojas que vuelan por otoño.
Yo quisiera llegarte y conversar contigo.

Decirte muchas cosas y no decirte nada:
"Que estoy bien de salud y que he crecido
que me dejo el bigote y tengo amigos
que fui audaz, tuve miedo y de a ratos escribo".

Yo quisiera llegarte y conversar contigo.
Decirte muchas cosas y no decirte nada:
decirte muchas cosas y cosas sin sentido:
"de contarte una historia que haga dormir las madres
de comprar la venganza en las casas de ramo
de formar un racimo con peces y con ciervos".

"De enhebrar un collar con caricias y manos
de anudar una cuerda con colas de ratones
de habitar una casa que sea pura ventana
de inventar un muñeco con piernas de lombrices
de tocar el tambor en la panza de la luna
de fundirte un anillo con plata de tus sienes
de poner algodón y guardarme las nubes".

Yo quisiera llegarte y conversar contigo.
Decirte muchas cosas y no decirte nada:
Ser un hueco en tu falda, un momento en tus manos,
un lugar despeinado en tus caricias,
un castigo ya cumplido en rus rincones.

Yo quisiera llegarte y no decirte nada. 
Después decirte adiós, con un adiós sencillo. 
Decirte luego adiós porque me esperan. 
Me esperan sinsabores y una deuda. Alegría, 
zapatos, tinta fresca. 
Un portal con su beso y los gorriones.

Adiós mamá. Hasta pronto. 
Trázame un sendero con tu voz 
y una estela luminosa con tu gesto, 
resérvame una gruta de ternura 
y guárdame un lugar en tu regazo.

Yo llegaré hasta ti de cuando en cuando 
a conversar contigo sentado en las estrellas...

Isidoro Blaisten

Supermujer, padre y madre a la vez, la única que podía hacer que un sueldo de jubilada rindiera como uno de diputado, ferviente defensora de sus hijos ante la más mínima agresión, la mujer que me enseñó a cocinar, a leer, a escribir, ella, la que no dejaba que nadie la tratara como una inválida... Esa era mi abuela, mi mamá, mamá de todos sus nietos.
No tuve una mamá como todos, las cosas se dieron de otra manera para mí. Tuve una abuela que fue madre y padre, como ya dije. La única que se arremangó y se hizo cargo de las papas que quemaban. Ella es mi ídola personal, no fue perfecta, ¿debería entrar en detalles? Creo que no viene al caso; diganme, ¿quién es perfecto? NADIE. Ella al menos estaba ahí cuando muchos se borraban.
Tuve que adolecer muchas perradas que me han hecho mis primos, como cada vez que me decían "No le digas mamá, no te das cuenta que es tu ABUELA?" pobres... Ellos no se darían cuenta que me herían supongo. Ella era mi mamá, era mamá de todos nosotros, pero era mas MIA y de mi hermano que de nadie. Ese era el trago mas amargo que debían soportar muchos.
Odiaba el Día de la Madre "El día de la madre es TODOS LOS DIAS" solía decir, y ahora lo recuerdo con una sonrisa que es mas llanto que sonrisa, pero no quiero llorar. Detestaba las fechas comerciales, ella regalaba cuando quería, cuando le daba el bolsillo, no era de las que esperan a que venga el "día de..." para caerte de sorpresa con un tupper rebalsante de canelones, para hacerte ese mate cocido de abuela con tostadas, o simplemente para despertarte con el desayuno en la cama (algunas veces lleno de cosas ricas, otras simplemente con mate y pan de ayer). Daba hasta lo que no tenía, por todos, no solo por nosotros sus hijos; no medía sus dádivas JAMAS. Me enseño a dar sin ver a quien, ser buena gente, siempre sonreir (a cualquier precio) y a ser amigo hasta de tu enemigo.
Hoy, y siempre, la extraño, la extrañamos todos, seamos sinceros.
En donde sea que esté, debe estar con Ciro (su gato, otro hijo), viendo crecer, reproducirse y transitar la vida a todos nosotros, SUS HIJOS.